Mientras los índices de maternidad tienden a disminuir en todos los grupos de edad de los países de la región, continúan en aumento en el grupo de adolescentes de entre 15 y 19 años. De la población de mujeres embarazadas en Honduras, el 30 por ciento son menores de 18 años, según registros de la Secretaría de  Salud.

Cuando María cumplió 15 años creyó que vivía un cuento de hadas, llovían los regalos, un traje de princesa con tacones, secciones de fotos, videos y muchos regalos, la fiesta de los 15 que siempre soñó “Algo para recordar toda la vida”, sus padres estaban felices, su niña, era toda una mujer.

María, embriagada por los elogios y el saber que rompía la barrera de los 15, se creyó mujer y olvidó la niña, evito los amigos de siempre y se deslumbro por los halagos de chicos mayores que ella, quiso aprender antes de tiempo, jugo con fuego, SE QUEMO!.

Enamorada se entregó a un muchacho que como ella estaba embriagada de la juventud, creía que el mundo estaba a sus pies, la hizo suya, la embarazó y alzo vuelo, Desapareció dejando un hijo en el vientre de María.

Dolorosos recuerdos golpean a la muchacha cuando rememora la experiencia, que suelen ser frecuente en adolescentes de entre 14 y 19 años que tienen un embarazo no planificado. 

Pero María estaba contenta, «Seré mamá», comunicó orgullosa,  los nueve meses de gestación transcurrieron normalmente, pero después del parto sobrevino el caos,  Pedrito, que no fue niña como le hubiera gustado a su abuela,  llego al mundo e inmediatamente iniciaron los problemas para la recién estrenada madre.

Los gritos del niño, su reclamo por comida y atenciones, hicieron aterrizar bruscamente a María. Poco a poco fue desatendiendo al bebé, sus gritos la irritaban, no podía soportar tanta presión y terminó por desentenderse completamente teniendo la abuela que asumir otra vez el rol de mamá. 

El embarazo durante la adolescencia puede cambiar la vida y el futuro de la madre, el padre, el hijo y sus familias. Tener dos o más bebés antes de los 20 años puede limitar la capacidad de la madre para terminar sus estudios o conseguir un trabajo.

Dar a luz y criar a un niño durante la adolescencia puede conllevar altos costos emocionales, sociales, financieros y para la salud de las madres adolescentes y sus hijos. Las madres adolescentes quieren lo mejor para su salud y la de sus hijos, pero algunas pueden sentirse agobiadas por el trabajo que implica la maternidad. Tener bebés en la adolescencia también puede causar otros problemas.

Los bebés que nacen de una madre adolescente que ya ha tenido otro hijo a menudo nacen prematuros o demasiado pequeños, esto puede causar más problemas de salud al bebé.