Salcedo, lunes 5 de septiembre, 2011
Incierto es el Futuro laboral del Joven Americano

Por: Luis Manuel Tejada
Reflexión:.-._ La crisis en los EU ha alcanzado niveles alarmantes, situación que no se dice a fondo en los medios de comunicación masivos. Los analistas y el Estado solo hablan de la posibilidad de una utópica recuperación, a sabiendas de que la tendencia es a la profundización, agravamiento y empeoramiento de las consecuencias negativas. Estos se afanan con sus declaraciones vanas en estimular los mercados, pues sus intereses descansan o son parte de la red de las grandes corporaciones.
Sin embargo la realidad es distinta. Se estima que más del 25% de la población entre 16-19 años, apta para trabajar, no tiene empleo, ni posibilidad alguna en el futuro inmediato.
Como respuesta a esta situación, el gobierno ha tenido que subsidiar gran parte de ese ejército de desempleado, aumentando los beneficios de desempleo hasta 86 semanas, un beneficio que puede variar entre los $250 a $425 dólares semanales, incentivo que busca eliminar presión y así evitar grandes pobladas o una hambruna masiva.
El por ciento (%) de desempleo actual es peor si hablamos de las comunidades minoritarias. Tanto en los Latinos como los Afroamericanos adultos, la tasa podría alcanzar aproximadamente un 18%, si la comparamos con la población blanca, la cual es afectada solo con un 8.1%. Si esto lo expresamos en números enteros podría entenderse mejor, estaríamos hablando que la nación de EU se acerca a un número de desempleados entre los 40 y 45 millones de ciudadanos.
Vemos como cada año decenas de miles de jóvenes son graduados de las universidades, pero en su mayoría no tienen oportunidades para trabajar. Con el agravante de que la mayoría de ellos se gradúan con una deuda que sobrepasa los $25,000 dólares, si es que salen de las universidades públicas, porque, si son privadas, sobrepasan los $80,000 dólares. Y peor aún, si hablamos de carreras, como la medicina, las deudas podrían alcanzar los $250,000 dólares. ¡Una deuda de por vida!
Si el Estado quisiera ayudar con la crisis, los jóvenes quizás lograrían acercarse un poquito a la realidad de consumar unos de sus sueños, después de haberse graduado.
Un buen programa estatal les brindaría un futuro mejor mediante la contratación para reconstruir la infraestructura, desarrollar ideas imaginativas de nuevos negocios, crear fuentes alternativas de energía, convertirse en artistas o escritores del mañana. Más bien, darles el control sobre su propio destino. Pero la realidad es totalmente distinta, a estos jóvenes se les ofrece como opción o alternativa, la oportunidad de ir al ejército, lo que, en estos momentos, asoma como la única fuente masiva de empleo en los EU.
Sin embargo, algo nuevo parece que impone un giro en las reglas de juego, una transformación en la nación.
Paralelamente la apertura al pensamiento y a la investigación, sin restricciones, ha ido imponiéndose en las escuelas y las universidades. Vemos como cada día aumenta el número de jóvenes estudiando carreras de corte social-marxista, una tendencia progresista o de izquierda, aunque con ciertos grados de radicalización. Estos estudios son abiertos dentro y fuera de las universidades y las escuelas secundarias.
Los debates públicos son cada vez más comunes y las críticas al sistema se intensifican con más frecuencia.
Las protestas y marchas por demandas laborales y mejores condiciones de vida aumentan en toda la nación, al igual que la formación de movimientos sociales contestatarios.
Vemos como algunos medios de comunicación masiva se han visto forzados a tener que hablar de esa fuerza social con ideas socialistas que avanza en el país, fuerza que se preocupa y lucha por el medio ambiente. No puedo dejar de mencionar, como contraparte, el surgimiento del ultraderechista Tea Party (El Partido del Te).
Conocemos de programas de tv-radiales, como Democracy Now (Democracia Ahora: www.democracynow.org), los cuales han surgidos y extendido a nivel nacional, como un poder informativo progresista de influencia en la juventud.
Para concluir, no quiero ser muy optimista, porque sería mucho pedir, pero este proceso es interesante y muy objetivo en territorio americano. Quizás me equivoque, pero los que vivimos aquí vemos como, en la ultimas décadas, hemos visto los pañales de una nueva generación de norteamericanos conscientes y revolucionarios que, sin dudas, hará cambiar el rumbo de este país en las próximas décadas. Puede que el proceso tarde, pero también puede acelerarse sorpresivamente, depende de cómo se profundice la crisis en la medida que los sectores de clase media pierdan sus beneficios, sean reducidos los servicios y facilidades y el Estado no pueda ofrecer respuestas inmediatas.
Algo si deben hacer los jóvenes de ahora. Estos deben mantener la observación y dar seguimiento a la situación de crisis, lógicamente obviando los reportes de la prensa mediatizada.
Es importante entonces buscar más a fondo en los medios alternativos, para manejar y entender mejor la realidad concreta para poder empujar respuestas precisas y así producir los cambios necesarios a favor de una juventud que se merece un futuro mejor y no precisamente bajo el control de esa gran oligarquía centenaria norteamericana